El Smart packaging se refiere a los sistemas de envasado que contienen otras funciones más allá de proteger y contener el producto. Por tanto, ofrece al consumidor y al productor una serie de servicios adicionales que van mucho más allá de los que presta un simple envase que posibilita el traslado y el almacenamiento de la mercancía.
Sus aplicaciones se multiplican para crear experiencias que se mueven entre lo físico y lo digital, por medio de la aplicación de tecnologías como la integración de sensores. De tal forma que se logran embalajes más personalizados, inteligentes y comunicativos.
Es decir, es una tecnología que combina el packaging inteligente y el packaging activo:
- Packaging inteligente es capaz de monitorizar los cambios que sufren los productos guardados en el interior del paquete, tanto en su estado como en sus condiciones externas de conservación. Con ellos es posible medir: temperatura, humedad, nivel de degradación e incluso la localización. Dentro de los embalajes inteligentes se encuentran los envases conectados. En esta categoría entran todas las posibilidades y aplicaciones en las que el packaging puede comunicarse con otro embalaje, electrodomésticos o internet para generar contenido, datos y experiencias digitales de valor añadido.
- Packaging activo: que reacciona tomando medidas para asegurar la protección del producto ante esos cambios. Estos envases están preparados para combatir las amenazas que se puedan presentar a lo largo de la cadena de suministro, corrigiendo las condiciones que pongan en peligro la conservación de la mercancía. Para ello, lo que hace es emitir alguna sustancia, o absorber algún agente dañino presente en el entorno (agua, oxígeno…), al detectar cambios.
Además de poner al servicio del alimento las nuevas tecnologías, también es un gran avance en el marketing y la comunicación. Se utiliza para realizar concursos, expandir el storytelling de la marca por medio de escenarios virtuales, extender la información o las instrucciones de funcionamiento e incluso personalizar el producto de forma digital.
Durante muchos años, la etiqueta ha sido el límite creativo para el desarrollo del embalaje. Hoy, gracias a esta tecnología, las posibilidades son infinitas.
Esta posibilidad de ofrecer experiencias más completas y cómodas al cliente final, es una buena inversión para obtener consumidores satisfechos y fieles.
El smart packaging cumple funciones de provisión de información, automatización, marketing o protección. Todo a través de soluciones de código de barras, LED, realidad aumentada, NFC (comunicación de campo cercano), altavoces, chips de radio, pantallas, etcétera.
Aunque es un mercado en alza todavía le quedan retos por abordar:
- Comerciales: son de mayor coste que los convencionales
- Legales: la regularización de diferentes aspectos que afectan a este tipo de packaging todavía no está definida del todo, como puede ser la recolección de datos por parte de terceras compañías
- Tecnológicos: en pleno desarrollo